Las dos vírgenes son madres

11 diciembre

 – Francia: Consagración del Santuario de N.S. de las Victorias al Inmaculado Corazón de María (1836)  



El Adviento les recuerda a los cristianos que María, como toda madre, esperaba el nacimiento de Jesús, y aún más, que Ella vivió esta experiencia humana, la de una mujer que lleva un niño en su vientre,  a su vez tan común y tan extraordinaria.
Isaac de la Estrella estableció un paralelismo entre María y la Iglesia: Una y otra son madres, una y otra son vírgenes. Una y otra sin trastorno carnal conciben del mismo Espíritu; una y  otra, sin pecado, dan una descendencia a Dios Padre. La una fuera  de todo pecado, dio a luz la cabeza de ese cuerpo; la otra, en la remisión de todos los pecados, dio a luz el cuerpo de la cabeza.
La gestación de María nos remite al de la Iglesia, una complementa la de la otra, ya que, insiste Isaac de la Estrella: "Una y otra son madre de Cristo, pero ninguna de las  dos  lo gesta por completo sin la otra."
Isaac de la Estrella añade a modo de conclusión que un principio debía guiar a todos los que escriben sobre la Virgen María: "Además, en las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se dice universalmente de la Iglesia de la Virgen Madre se entiende singularmente de la Virgen María -madre (y queremos añadir 'y viceversa').
F. Patrick Prétot, benedictino
croire.la-croix.com

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Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.